jueves, 31 de enero de 2019

Crónica: El collar de Osha


EL COLLAR DE OSHA
Era martes 18 de diciembre del año 2012, el reloj marcaba las 4:00 de la tarde cuando estaba reunida con mi familia en casa de mi abuela materna, todos a la espera de la llegada de mi tío Raúl y mi primo Yeison, quienes venían de Caracas, Venezuela. Habían pasado un par de años desde su última visita, mi tío Raúl estaba un poco más gordo y Yeison ahora era demasiado alto y según se decía había cambiado hasta de religión. Pasaron más de 30 minutos cuando llegaron en un carro, saludando muy amablemente y con alegría a todos.
Al día siguiente, a las 9:20 de la mañana recibí un mensaje de mi primo Yeison diciéndome que fuera donde mi abuela que me había traído un regalo especial que el día anterior no me lo había entregado puesto que estaba toda la familia, realmente me emocioné mucho, al verlo empezamos a hablar y me contó que ya no era católico, que ahora pertenecía a una religión llamada “Santería” de origen africano, y que me traía un regalo muy valioso para él, al sacar dicho regalo de su bolso pude observar que era un collar tejido de color verde y amarillo. Yeison me dijo que el collar era un talismán, que tenía un poder magnifico y sobrenatural, mediante el cual podía pedir 4 deseos a Osha (Dios), él me los concedería siempre y cuando esos favores o deseos fueran pedidos a conciencia y nunca con egoísmo, porque de ser así el favor sería concedido pero traería consecuencias negativas. Me sentí muy agradecida con mi primo aunque no creí mucho en sus palabras.
Pasaron los días y ya era un nuevo año, me había propuesto que el 2013 sería un año genial. El 23 de Enero del 2013 a las 6:15 de la mañana me encontraba muy nerviosa en el coliseo del colegio, estaba ansiosa por saber quiénes serían mis nuevos compañeros de clase. Después de la asignación de grados, entre más o menos 38 personas pude divisar a mi amiga Claudia, sentí alivio, no estaría tan sola en la clase, además, pude ver muchas caras nuevas, pensé que tal vez ese año conseguiría amistades nuevas.
Los días en el colegio se tornaban tranquilos, pero los problemas en casa empezaban a surgir, me sentía desolada y aburrida, no tenía a nadie en quien siquiera poder confiar mis tristezas, lloré y lloré sin encontrar un poco de desahogo, pero de pronto vino a mi cabeza la imagen del collar que me había regalado mi primo, rápidamente corrí y lo tome en mis manos, con lágrimas en mis ojos pedí desde mi corazón a Osha que me permitiera conocer a alguien que fuera un apoyo para mí.
El 14 de febrero los compañeros del salón decidieron hacer un compartir con el fin de conocernos entre todos y celebrar el día de “San Valentín”  aunque siendo sinceros la finalidad era interrumpir la clase magistral de matemáticas que todos odiaban, es así como empecé a hablar con dos compañeros de clase quienes eran muy graciosos y sociables.
Poco a poco, pasaron los días y la amistad con uno de los compañeros fue creciendo, su nombre era Jesús, siempre estaba junto a mí haciendo mis días más alegres, el 20 de marzo del 2013, Jesús decide pedirme que sea su novia, a lo que accedí muy entusiasmada, las clases fueron geniales y mis días llenos de amor, esperanza y felicidad.
Fue ahí cuando entendí que el collar si había cumplido mi deseo, pero aun así tenía miedo, siempre creí mucho en Dios, y sabía que algo como un favor mágico podría traer consecuencias en mi “destino”.
El 25 de noviembre del 2014, luego de un largo lapso de tiempo donde olvidé por completo el collar y solo podía ver lo lindo que me había traído ese favor, fue que empecé a ver como las cosas cambiaban, faltaba poco para graduarme y el camino que Jesús elegía era muy diferente al mío, él se inscribió para estudiar Filosofía en Pamplona y yo simplemente me quedaba a esperar que pasará medio año para estudiar Lengua Castellana acá en Cúcuta, sentí rabia y trate de hacerlo cambiar de decisión, pero parecía imposible. Sabía que si él se iba a Pamplona estaría expuesto a muchas cosas nuevas que lo harían cambiar y que acabarían con la relación que llevábamos y no estaba dispuesta a que pasara eso.
Fue entonces cuando el 12 de diciembre del 2014 desesperada busque de nuevo el collar, y le pedí a Osha que Jesús cambiara de parecer y no se fuera a estudiar Filosofía, el deseo no tardó mucho en cumplirse, al día siguiente a las 10:15 de la mañana recibí una llamada de los padres de Jesús, diciéndome que él se había ido a presentar al ejército y que decidió quedarse a prestar el servicio militar. Parecía mentira, se había cumplido lo que tanto anhelaba Jesús no se iría a Pamplona, pero por otra parte se iría a una zona rural a prestar el servicio militar.
El 20 de febrero del 2015 Jesús juro banderas en el batallón de Pamplona, junto con sus padres viajamos a la ciudad de Pamplona a acompañarle y de regreso nos devolvimos con él a Cúcuta, pude notar que del niño calmado quedaba muy poco, no sólo había cambiado su corte de cabello también había cambiado su pensamiento, por más que trataba de negarme y encontrar en él, no hallaba al chico que conocía.
Seis meses después, en agosto del 2015 inicié mi carrera, me enfoque tanto en mis estudios, pero aun en la distancia siempre tenía presente a Jesús, con la esperanza de que el tiempo pasara rápido para que él terminara su servicio militar, y fue ahí donde tome el collar, pedí mi tercer deseo quise que el tiempo pasara muy rápido para poder estar junto a Jesús… y así fue, los días y las noches se hicieron más cortas, el tiempo transcurrió tan rápido que era increíble.
Una tarde de Agosto del 2016, escuche como tocaban la puerta era un sonido muy peculiar, el que siempre hacia Jesús cuando llegaba a buscarme a la casa, llegó sin avisar, nadie lo sabía, recuerdo que lo primero que le dije fue “usted que hace aquí” y el tan sólo respondió “alístese y salga”,  el tiempo había pasado muy rápido y a pesar de que aún fuéramos novios, el tiempo había creado brechas grandísimas entre los dos, tenía su pensamiento revolucionario más arraigado que nunca, un hombre libre y con ganas de comerse el mundo había salido de su jaula, no estaba dispuesto a estar detenido ni por la familia y menos por un amor.
Él estaba de regreso, estaba conmigo como yo lo había deseado, pero a su vez no lo estaba, siempre fuimos polos opuestos y cuando estaba conmigo no podía ser sí mismo, así paso un año y medio más, el deseo había sido concedido, en abril del 2018 seguíamos juntos, tal y como yo lo había deseado, pero acosta de la felicidad de los dos, ya que siempre habían discordias.
El tiempo convirtió a la relación en aquellas llamadas “toxicas”, él amaba lo que yo detestaba y yo era la sombra de un alma liberal, en miles de intentos quisimos arreglar el amor, pero tal vez el destino ya había hecho lo suyo, no comprendía porque un amor tan bello era ahora tan letal.
De esa manera, el 22 de mayo del 2018 recuerdo que eran las 10:15 de la noche, con lágrimas en mis ojos, tomé el collar, mi último deseo era pensando en la persona que fue mi gran amor por 5 años, por primera vez el favor no iba a ser egoísta, no sería pensando en mí.
Hoy 29 de enero del 2019 lo vi, desde la distancia, estaba vestido de negro con las botas y la camisa de la banda de metal que tanto ama, con un bajo en su espaldar y el cabello largo como lo quería tener… ¡Sí, es feliz!
Autora: Omaira Jerez Ortega





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